¡Hola! El pasado sábado se presentó en Zaragoza el libro “Relatos de 90 segundos”, coordinado por Pilar Aguarón y editado por La Fragua del Trovador, en el que participan 66 escritores entre los que me encuentro.
Son 66 narraciones breves que se leen en 90 segundos, es decir que tienen menos de 200 palabras, 66 historias con mucha vida. Entre los autores participantes en este libro hay premios nacionales, catedráticos de literatura o premios de las Letras Aragonesas; escritores en suma de reconocido prestigio. Comparto con vosotros mi relato y deseo que os guste.
Botellón en la cocina por Ana Rioja Jiménez
Abrió la nevera y allí estaba, poderosa y desafiante. Desde que su hijo cumplió 18 años, esa botella vivía en su nevera los viernes, entera y los sábados, a mitad. La odiaba. La estamparía contra el suelo.
Su hijo se bebía una botella de vodka cada fin de semana, ya sin esconderse, “porque, te recuerdo mamá, que soy mayor de edad”. Era la protagonista del botellón de fin de semana de lo que más quería.
Lo pensó y lo hizo. Un viernes no pudo, porque estaba precintada, pero el sábado… Abrió la botella a mitad y se echó un trago para sentir lo que su hijo sentía. Un trago amargo que le quemó el esófago y le vació la razón.
No recordaba si alguna vez había bebido vodka. Ginebra sí, en los cubatas de su juventud y en los escasos gin-tonics de su madurez; whisky, alguna vez; anís, ron, pacharán… ¿Pero vodka? Le recordaba a Rusia y a un tal Yeltsin, que se asomaba hace años a los telediarios con la nariz roja.
Abrió una lata de Kas naranja y la mezcló. “Ahora está mucho mejor. Estos tragos por lo menos no se los beberá él”. Rellenó con agua casi un cuarto de botella y la devolvió a la nevera.
Así, un sábado tras otro… ¿Era eso botellón en la cocina?
Me ha recordado mi juventud (la mas temprana, claro), cuando iba a la discoteca con mis amigas y nos pediamos justamente vodka con naranja. Un relato que hace pensar. Besos.
Con mensaje y segundas lecturas, y de impoluta escritura como siempre. Besos