Pedro Rebollo, te quiero recordar como aquel día, de hace tantos años, cuando entraste en la redacción de Diario 16 Aragón y preguntaste por el jefe de Cultura, tan guapo, con esos ojos claros y limpios que lo decían todo. Te atendí yo. “Soy la jefa de Cultura”, te dije. Y me sonreíste con todo un mundo en tu interior que iría descubriendo poco a poco.
Eras tan joven… éramos tan jóvenes. “Quiero escribir en este periódico”, añadiste, y lo afirmaste con tantas ganas, tanta ilusión, que te pregunté: “¿qué has estudiado?” . “Soy actor, me contestaste, y me encantan todos los temas culturales”. Hacía tan solo unos días que nos habíamos quedado sin crítico de teatro y te propuse: “¿te animas a hacer una crítica de teatro?”. “Por supuesto, eso es lo mío, es mi vida”, afirmaste con una sonrisa que desarmaba a cualquiera… Pero también escribiste de otros temas y aún conservo, entre mis recortes de danza, tu entrevista a María de Ávila.
Trabajamos juntos varios años y luego el destino nos volvió a unir en el Teatro Arbolé. Inolvidable tu Juan Ramón Jiménez en “El poeta y Platero” , tu Santiago en “El viejo y el mar”, tu Caín de Saramago… y tantos y tantos otros personajes.
Estoy desolada, como lo está tu familia, como todos los que formamos Arbolé (que también somos tu familia) y todos los que te conocieron. No puedo ni quiero pensar en tu muerte. Te quiero vivo, tan vivo como hace más de tres décadas, cuando me dijiste: «quiero colaborar con este periódico» y me conquistaste con tu sonrisa. Y entonces te di lo que yo más quería en ese tiempo: un espacio de mi periódico, de Diario 16 Aragón, para que escribieras en él.