Hasta el 8 de enero se puede visitar en el Centro de Historias de Zaragoza la exposición «CISNES. Cien años de danza clásica en Zaragoza. Desde María de Ávila hasta nuestros días», la muestra que he comisariado y en la que he invertido muchas horas del último año de mi vida. Es una exposición preciosa, un homenaje a nuestros cisnes (bailarines, coreógrafos, directores y maestros de danza), dedicada a todas aquellas personas que nos emocionamos con este arte y es la justa reivindicación de una ciudad, Zaragoza, que ha sido y es cuna de la danza. En palabras de Mariano García (Heraldo de Aragón) es una exposición de «mirada amplia y limpia… una exposición redonda, llena de curiosidades y sorpresas, y a la que el montaje, riguroso en lo científico, exprime con inteligencia las posibilidades de cada pieza». Os invito desde este blog a realizar un recorrido por la misma. Después de leer este texto y ver estas fotografías, espero que vayáis a verla, si no lo lo habéis hecho ya, porque como expresan las reseñas realizadas sobre la misma: «El mundo se para cada vez que entramos en esta exposición…», «una exposición que te deja sin palabras», porque te inundan la emoción y los sueños.

Centro de Historias de Zaragoza (plaza San Agustín). Comisariado: Ana Rioja Jiménez. Museografía: Beatriz Lucea. Dirección de arte: Anto Moreno.
Entrada gratuita. Horario: de martes a sábado: 10 a 14 y 17 a 21 horas. Domingos y festivos: 10 a 14.30 horas. Lunes cerrado.

La muestra está organizada por el Servicio de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza y en ella se realiza un recorrido por la historia del ballet en Zaragoza, una ciudad que ha sido pionera, a nivel nacional, en el mundo de la danza clásica y que ha surtido al mundo de grandes estrellas durante la segunda mitad del siglo XX y hasta nuestros días. Son cisnes que nacieron en la capital aragonesa o que se formaron en ella. Y desde aquí volaron. Para ello, además de los paneles explicativos con abundante material gráfico que se apoya en las paredes (alrededor de doscientas fotografías, carteles, folletos, programas, litografías, dibujos…) y de dos pantallas con proyecciones de danza, el visitante de esta exposición puede ver cerca de un centenar de objetos personales de las grandes figuras de la danza, así como sus premios, tutús, zapatillas y trajes con los que bailaron y triunfaron.

A través de tres salas, la exposición recoge y recrea todo este legado, que se inició con María de Ávila (Barcelona, 1920 – Zaragoza, 2014) la gran dama de la danza, primera bailarina, directora de compañías y maestra de grandes bailarines, que creó Escuela en Zaragoza. En esta ciudad su carrera trascendió de los triunfos personales para alcanzar la universalidad a través de la obra realizada en unos niños, hoy estrellas internacionales que triunfan por los grandes ballets del mundo como bailarines, directores, coreógrafos y maestros. La exposición acerca al público la figura de su hija Lola de Ávila, su gran legado, gran bailarina y maestra coreógrafa que compagina su labor internacional con la docencia en el estudio de blancas paredes de Francisco de Vitoria en la capital aragonesa, formando a nuevas generaciones de bailarines. El gran trabajo realizado por María de Ávila en la danza clásica también se puede ver en los centros académicos públicos y privados de Zaragoza en los que se imparte esta disciplina artística. Al frente de muchos de ellos han estado y están sus alumnos. También hay un espacio para las compañías de danza clásica que de su mano se han creado en Zaragoza y para las que dirigió.

Esta muestra también recoge la importante labor de Zaragoza como ciudad exportadora de grandes bailarines, hijos de la danza, recordando a esas estrellas que, nacidos en Zaragoza o formados en la capital aragonesa, han llegado a ser primeros bailarines y maestros en los grandes ballets del mundo, un talento del que disfrutan las grandes compañías internacionales. Asimismo, recuerda a docentes y bailarines que realizaron y hacen una gran labor de investigación en la danza, con unos breves apuntes de sus aportaciones. Posee un apartado dedicado a las escenografías creadas por grandes artistas plásticos para algunas de las compañías de danza zaragozanas.

Esta exposición es, en suma, un homenaje a todos esos cisnes que se formaron en Zaragoza y tiene como objetivo dar a conocer una parte muy importante de la historia y de la cultura de esta ciudad, cuna de la danza clásica. Son niños, hombres y mujeres que han llenado escuelas y escenarios de belleza y magia. Sus alas nos contagiaron su libertad y su pasión, sus sueños que hicimos nuestros, hasta creer que un mundo mejor es posible gracias al arte. No están todos sus nombres en esta exposición, es imposible nombrarlos a todos, pero sí sus almas y su legado.

RECORRIDO EXPOSITIVO. La exposición se estructura del siguiente modo:

SALA 1. Esta sala se abre con María de Ávila y desgrana todas sus facetas: como prima ballerina assoluta, como directora de grandes compañías y como creadora del Estudio que lleva su nombre. Expositivamente, además de las hermosas fotografías de recogen todas sus etapas, cabe destacar la exposición de objetos personales (el traje que llevó en el gran homenaje que se le rindió en el Teatro Principal de Zaragoza en 1999, sus icónicas gafas o sus galardones más preciados (Medalla de Oro de Bellas Artes, Medalla de Oro de Zaragoza, Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, Premio San Jorge, Premio Aragón, Medalla de Oro del Teatro del Liceo, Premio Max de honor…). Muy emotiva es la proyección del tráiler del documental “María de Ávila, el triunfo de la belleza” del realizador Miguel Lobera, que se estrenará próximamente.

A continuación se acerca a la figura de su hija Lola de Ávila, la gran desconocida por el público, pero no así por el mundo internacional de la danza, con una explicación sobre su vida y obra, fotografías de sus primeros pasos en el mundo profesional de la danza y de sus logros internacionales como especialista en la puesta en escena del repertorio clásico, así como la exposición de uno de los tutús que llevó en uno de los festivales de fin de curso del estudio que fundó su madre.

Es en el espacio dedicado a este estudio donde hallamos fotografías históricas de sus primeros alumnos, con unas adolescentes Ana María Górriz y Ana Laguna, con Víctor Ullate, Cristina Miñana y Lola de Ávila de niños, o esa extraordinaria imagen en la que se puede ver ensayando en una barra a las grandes bailarinas que coincidieron en la primera generación de alumnas: Cristina Miñana, Carmen Roche, Ana Laguna, Lola de Ávila, Ana María Górriz, Carmen de la Figuera y Emilia Baylo, entre otras. También hay fotografías más recientes y se expone la silla de su estudio desde la que María contemplaba y daba indicaciones a sus alumnos. La sala 1 se cierra con el panel dedicado al Conservatorio Municipal Profesional de Danza de Zaragoza, que este curso celebra su cuarenta aniversario, cuatro décadas formando a bailarines, con la explicación de sus actividades, imágenes de sus alumnos y de su profesorado.

SALA 2. La Sala 2 se inicia con un recorrido por las escuelas de danza clásica más célebres de Zaragoza, en su gran mayoría fundadas por alumnos de María de Ávila. A través de breves textos y significativas fotografías nos acerca a la labor realizada por estos estudios. Comienza con el de Emilia Baylo, gran maestra recientemente fallecida y a la que esta exposición rinde un homenaje a través de sus alumnos más internacionales. Y continúa con los de Carmen de la Figuera, ESARC, Coppelia Danza, Arantxa Argüelles, Antonio Almenara y Carmen Aldana. Todos ellos unidos en la exposición por una barra de danza. Hay muchos más centros y academias en Zaragoza en los que la danza clásica tiene un espacio. Esta muestra, quiere reconocer a todos y cada uno de ellos.

La segunda parte de esta sala está dedicada a las compañías de danza clásica que se han creado en Zaragoza. También de la mano de María de Ávila se llega hasta nuestros días para recoger su estela y su legado en estos ballets: Ballet Clásico de Zaragoza, Ballet Nacional, Joven Ballet María de Ávila y Ballet de Zaragoza, con la exposición de fotografías y carteles, así como el visionado de célebres fragmentos de danza. Una mención especial merece el Ballet de Zaragoza con la exposición de tutús de su repertorio clásico para que el visitante los contemple y pasee entre ellos. También se proyecta un vídeo con célebres piezas de danza clásica.

SALA 3. La sala 3 se inicia con la exposición de fotografías a gran tamaño de los bailarines más internacionales que se han formado en Zaragoza, desde Ana María Górriz a Dores André; desde Víctor Ullate a Diego Cruz, y muchos más. También se exhiben trajes y objetos extraordinarios, como el tutú con el que Trinidad Sevillano bailó El corsario (Paso a dos) con el Ballet Nacional Clásico (1984) y que inmortalizó Gyenes en su extraordinaria fotografía (también se puede ver en la exposición), el tutú de Arantxa Argüelles para Don Quijote (Paso a dos) también de 1984, el de Esmeralda de Violeta Gastón, el de Ruth Miró, unas zapatillas del Royal Ballet de Londres de Ángeles Bescós o unas puntas de Carmen Roche y Laura Hormigón. Un panel especial recuerda a Víctor Ullate, bailarín, coreógrafo y maestro de maestros, con imágenes de sus diferentes facetas en el mundo de la danza y la exposición de una camisola que vistió en su etapa de bailarín.

También hay un espacio para la danza y la investigación, en el que tiene especial protagonismo el cartel del VII Congreso Nacional y IV Internacional “La investigación en danza”, organizado por la Universidad de Zaragoza junto a la Asociación Española D+I (Danza más Investigación); y para la danza y las artes plásticas, con la exposición de los bocetos originales de Antonio Saura, José Luis Cano y Pepe Cerdá para las escenografías de compañías zaragozanas. La exposición se cierra con los proyectos de danza que destacan hoy en Zaragoza, con la presencia del Centro de Danza de Zaragoza e imágenes de las compañías de Miguel Ángel Berna, LaMov y el Festival Internacional Trayectos. En este apartado, expositivamente cabe destacar la escenografía de El trovador, de Jorge Gay, ballet con el que debutó LaMov en 2008; y la presencia de las castañuelas de Vicente Escudero (leyenda del baile español y flamenco que formó pareja con María de Ávila), propiedad de Miguel Ángel Berna, junto a las icónicas castañuelas de metacrilato de Berna. Ambas piezas resumen y reúnen, como esta exposición, cien años de danza.

La exposición en cifras:

– Más de 150 bailarines, coreógrafos y maestros de danza citados y representados.
– Un total de 130 fotografías, desde los años 40 del siglo pasado a la actualidad.
– Cuarenta carteles, programas y figurines de diferentes épocas.
– Bocetos originales para escenografías de Antonio Saura, José Luis Cano y Pepe Cerdá.
– La escenografía de Jorge Gay para “El Trovador”, primer ballet de LaMov (2008).
– Alrededor de un centenar de objetos personales y de vestuario de hijos de la danza
– Dos proyecciones de vídeo. Sala 1: proyección del tráiler del documental “María de Ávila, el triunfo de la belleza” del realizador Miguel Lobera, que se estrenará próximamente. Sala 2: proyección de fragmentos de piezas de danza clásica.