Jueves, 24 de abril de 2014

Hoy toca compartir en el blog mi última adquisición, no de ropa ni de maquillaje, sino literaria. Ayer Día del Libro, compré la última novela de Almudena Grandes, “Las tres bodas de Manolita”, y estoy deseando que llegue la tarde, terminar con mis quehaceres mundanos, para sumergirme de lleno en estas páginas de buena literatura, para emocionarme con sus personajes, y conocer otro tiempo, otro espacio y otras vidas. Justo anoche terminé de leer, por fin, “Dispara, que ya estoy muerto” de Julia Navarro, atrapada por la genialidad del último tercio de esta novela que comentaré en un próximo post. Y digo por fin porque son cerca de mil páginas de lectura.

Me encanta Almudena Grandes, es una de mis escritoras preferidas. Me fascina la manera en la que entreteje vidas y nos las cuenta hasta el más mínimo detalle, con esa pasión narrativa que la caracteriza, pero de una forma creíble y realista. En sus personajes destacan las mujeres, fuertes, valientes, con las ideas y los principios muy claros.

Grandes2Almudena Grandes acaba de publicar la tercera obra de la colección Episodios de una guerra interminable, tras “Inés y la alegría” y  “El lector de Julio Verne”. Novela esta última que superó, a mi juicio, a la primera en intensidad, narrada con más ternura que rabia, pero con verdad y honestidad. Con estas novelas, la escritora pretende contar una guerra a través de sus secuelas en las vidas de unos hombres y mujeres, héroes anónimos, protagonistas de una intrahistoria, cuyas vidas coincidieron en el tiempo con una contienda en la que hasta quienes la ganaron, perdieron. Unas vidas a las que hay que hacer justicia, al menos literaria, porque no fueron en vano.

La escritora nos presenta una nueva historia de su proyecto narrativo, a la manera de los Episodios Nacionales de Galdós, que consta de seis novelas independientes que tratan de recorrer la posguerra y la dictadura de Franco desde el momento de su victoria hasta 1964, el año en que el Régimen celebró sus veinticinco años.

“Esta novela, afirma su autora, como otras de la serie, parte de un deslumbramiento narrativo, de un filón de historias de la postguerra que no se han contado. Por otro lado, yo no tengo la obligación de ser neutral, la objetividad no existe, pero, en cualquier caso, la objetividad no es la obligación de un narrador. Lo que hago es contar una historia desde una perspectiva, la de la gente que resistió. Lo que no implica que todos los personajes del entorno de los resistentes sean buenos ni que los del otro bando sean malos”.

De la tercera novela de este proyecto, la editorial dice: “En un Madrid devastado, recién salido de la guerra civil, sobrevivir es un duro oficio cotidiano. Especialmente para Manolita, una joven de dieciocho años que, con su padre y su madrastra encarcelados, y su hermano Antonio escondido en un tablao flamenco, tiene que hacerse cargo de su hermana Isabel y de otros tres más pequeños. A Antonio se le ocurrirá una manera desesperada de prolongar la resistencia en los años más terribles de la represión: utilizar unas multicopistas que nadie sabe poner en marcha para la propaganda clandestina. Y querrá que sea su hermana Manolita, la señorita Conmigo No Contéis, quien visite a un preso que puede darles la clave de su funcionamiento. Manolita no sabe que ese muchacho tímido y sin aparente atractivo va a ser en realidad un hombre determinante en su vida…»

Una novela que promete (ya os contaré), en la que Almudena Grandes quiere contarnos cómo en la posguerra “las mujeres hicieron un trabajo fundamental para sostener las redes clandestinas y para ayudarse las unas a las otras”. Manolita es otra de sus mujeres fuertes, de sus heroinas, una superviviente como tantas y tantas mujeres que tuvieron que sobrevivir solas  en medio del horror y la miseria.