Sábado, 25 de julio de 2015
En este segundo post sobre el Museo Guggenheim de Bilbao quiero reseñar las obras que pude contemplar en este impresionante espacio (os dejo más fotos de la fachada al final del artículo). La colección de este museo posee grandes obras de arte contemporáneo, desde 1950 hasta la actualidad, creaciones que han marcado la historia del arte. Algunas de ellas, como las que comento a continuación, están expuestas de forma permanente. Más información aquí.
Comenzamos con el célebre perro floral que nos recibe a la entrada del museo. Se trata de “Puppy” (1992), una obra de Jeff Koons, artista que alcanzó la fama a mediados de la década de 1980 y que puso a prueba los límites entre la cultura popular y la elitista. Con Puppy aúna pasado y presente, pues emplea un sofisticado modelo de ordenador para crear una obra que hace referencia a un jardín clásico europeo del siglo XVIII. El West Highland terrier gigante (de 12 metros de alto) completamente cubierto de plantas en flor emplea la iconografía más edulcorada —flores y perritos— en un monumento al sentimentalismo, que llena de alegría al visitante.
De Jeff Koons, son también estos “Tulipanes”, un ramo de flores concebidas a modo de globos de colores de proporciones gigantescas (más de 2 metros de alto y 5 metros de ancho), pertenece a la serie Celebración iniciada por Koons en 1994. Hay en esta obra un canto a la infancia, a la celebración y a la fiesta infantil. Una escultura optimista y llena de colorido, que recuerda a una alegre carroza de desfile.
La “Mamá” araña de Louise Bourgeois es ciertamente hermosa pero inquietante. Aunque la obra de Bourgeois abarca la pintura, el dibujo, el grabado y la performance, la artista es más conocida por sus esculturas, ya sean íntimas o monumentales. De de casi 9 metros de altura, es una de las esculturas más ambiciosas de Bourgeois y pertenece a una serie inspirada en la araña, motivo que apareció por primera vez en varios dibujos realizados por la artista en la década de 1940. Las arañas como un homenaje a su madre, que era tejedora.
La monumental obra de Anish Kapoor “El gran árbol y el ojo” (2009), instalada recientemente en el exterior del Museo consta de setenta y tres esferas reflectantes asentadas sobre tres ejes. En esta obra ilusionista, el artista estudia complejos principios matemáticos y estructurales, a los que dota de forma escultórica. Las superficies de las esferas se reflejan y refractan entre sí, creando y disolviendo simultáneamente la forma y el espacio. Una obra muy hermosa, que se integra perfectamente con la imponente fachada del Museo.
Dentro de las exposiciones temporales, pudimos ver “La materia del tiempo 1994–2005, la reflexión más completa de Richard Serra en torno al espacio y la naturaleza de la escultura. Está constituida por siete esculturas que el Museo Guggenheim Bilbao encargó a Serra, que se unieron a Serpiente (Snake, 1994–97). En ellas, Richard Serra entabla una nueva relación con el espectador, que recorre y rodea sus esculturas. Abierta hasta diciembre de 2015.
Realizada especialmente para este museo y esta sala es esta obra y la que encabeza este artículo, una instalación de Jenny Holzer creada por diodos luminosos y que pertenece a su serie Truismos. A través de ellos lanza una serie de mensajes a medio camino entre el arte y la publicidad. Con estos dispositivos electrónicos de señalización ha realizado una gran obra Su estrategia: colocar textos sorprendentes donde normalmente se encuentra la publicidad habitual.
No me extenderé mucho en ella, porque ya no está expuesta (terminó en junio de 2015), pero os dejo dos fotos y enlace para que conozcáis a esta singular artistas, cuya obra me sorprendió y emocionó a partes iguales. Se trata de la retrospectiva de Niki de Saint Phalle (1930–2002), una de las artistas de mayor renombre de mediados del siglo XX. Era la primera gran exposición dedicada a Niki de Saint Phalle en veinte años, y nos presentaba a una artista polifacética, al mismo tiempo pintora, artista del ensamblaje, escultora, grabadora, performer y cineasta experimental. Pude contemplar más de 200 obras y documentos de archivo —muchos no publicados— en más de 2.000 metros cuadrados de forma cronológica y temática y salpicados de pantallas en las que podía verse a la artista hablando sobre su obra.
Fue una de las primeras mujeres que recibió elogios y reconocimiento internacionales durante su vida y creó con éxito un personaje público de sí misma. Se inspiró en Gaudí, Dubuffet y Pollock para inventar, a finales de la década de 1950, un mundo singular, un tan to surrealista pero ajeno a cualquier tendencia o movimiento artístico. Toda su carrera queda sublimada por grandes temas y mitos, que posteriormente articularon toda su obra. Es muy conocida la faceta alegre y colorida de su obra peroen ella también hay violencia, compromiso, contenido político y feminista de su obra y sus ambiciosas esculturas públicas, con esas mujeres devora-maridos, mujeres-catedral, insaciables representaciones, casi siempre monumentales, del mito de la diosa femenina presente en todas las tradiciones, la responsable de la fecundación y la dueña de la naturaleza. En esta foto, junto a su obra «Las tres gracias».
Y finalmente, más fotos de la impresionante fachada del Guggenheim. ¿Lo habéis visitado? ¿Qué os parece?