Domingo, 15 de junio de 2014


Hace quince días falleció mi madre. Fue algo rápido e inesperado, y me quedé sin voz, muda de cuerpo y alma. Sé que en todas las familias, y más a nuestra edad, hay pérdidas como ésta, que te dejan tan triste que parece que estás vacía. Otro día escribiré un post sobre ella o una poesía, hoy es tanto el dolor que no me salen las palabras que quisiera dedicarle, aunque la conservo en mi corazón tan hermosa como era ella.

He pasado dos semanas que no me he enterado de la vida, encerrada en mi dolor y en mis recuerdos, sobreviviendo; pero hoy me he levantado con la certeza de que no puedo seguir así, que no es bueno, que no le hago ningún favor ni justicia a su memoria, y que tan solo hago sufrir a los que están a mi alrededor.

La vida sigue… siempre sigue, qué verdad es, aunque yo me resita a vivirla. Mis hijos con exámenes, el teatro con su programación, mis amigas me llaman para hacer con ellas cosas cotidianas como andar o tomarnos un café, pequeños placeres que no me he querido permitir.

La vida continúa con su torbellino de sensaciones y emociones, que he querido parar (es como si mi mente se resistiera a vivir lo que mi madre ya no podía sentir, al menos en este mundo). 

Pero mi vida también sigue y, aunque con el peso de la tristeza todo el día sobre los hombros, merece la pena vivirla… No puedo pasar ni un día más con los ojos y el corazón cerrados, hay tantos momentos hermosos… y muchos de ellos no se volverán a repetir. Tengo que volver a abrir de nuevo los ojos y a permitirme sentir.

Ante el dolor o la nada, elijo el dolor. Recordaré a mi madre todos los días de mi vida, y la echaré de menos en las grandes ocasiones y en los detalles cotidianos, pero tengo que asumir ya ese dolor, aprender a vivir con él sin recrearme en él, hasta que ya no duela tanto y sea más sereno.

Debo continuar con mi vida, y este blog es eso, parte de mi vida. Así que, poco a poco, lo iré actualizando aunque me cueste más sonreír y mis ojos se vean más tristes. Gracias por seguir aquí conmigo, por las visitas de estos días que, aunque no he publicado nada, se seguían produciendo. Son ellas las que me han animado a seguir con el blog, pensando que me estabais buscando y me echabais de menos, porque os interesa y os es útil lo que aquí os cuento. Muchas gracias.