Domingo, 9 de marzo de 2014

Últimamente, he recuperado mi afición de visitar exposiciones por todo lo que aporta el arte a mi vida, educa mi mirada y enriquece mi alma. Una obra de arte te sorprende o te emociona, pero nunca te deja indiferente. Esta semana he visitado la obra de uno de los artistas más señeros de Aragón del siglo XX: Juan José Vera, pionero de la abstracción en España, y quiero compartir en este blog toda la emoción que he sentido al reencontrarme con sus cuadros.

JironesNacido en Guadalajara, Juan José Vera reside en Zaragoza desde 1934. Es en esta ciudad en la que comienza a pintar siendo muy niño. Recuerda que confeccionó sus primeros pinceles con mechones de pelo de su madre. Pintaba él sus bodegones y paisajes, cuando en 1945 cayó en sus manos un catálogo de Picasso, y se planteó que el arte tenía y debía ser otra cosa que la imitación de la realidad. Debía ser creación. Pintor abstracto por convicción, considera que la abstracción permite expresar mejor el carácter y los sentimientos. “La figuración te quita personalidad, te condiciona, con la abstracción, el lienzo en blanco es un verdadero drama”.

Tras una etapa neocubista, se adentró de lleno en la abstracción a partir de 1947, cuando conoció al Grupo Pórtico (Santiago Lagunas, Eloy Laguardia y Fermín Aguayo). De hecho, en 1949 participó con su obra  en el I Salón Aragonés de pintura Moderna celebrado en La Lonja, primera muestra oficial de artes abstracto no sólo en Zaragoza sino en España, liderada por el grupo Pórtico.

Fundador, junto a Ricardo Santamaría y Daniel Sahún, del grupo Zaragoza en los años 60,  continuadores del impulso renovador y vanguardista de Pórtico, Vera es el artista puente de estas dos experiencias, que no sólo reivindicaba la trayectoria y la obra de los pioneros de la abstracción, sino que intenta acercar esta nueva forma de pintar al público.

vera anaLa sala CAI Luzán de Zaragoza presenta hasta el 12 de marzo su Visión íntima”, una exposición  que reúne una treintena de cuadros de diferentes formatos, la mayor parte de ellos realizados en los últimos diez años y nunca vistos por el público. Son obras seleccionados por el artista para esta muestra y que nos revelan su visión más íntima del arte y de la vida. Me han gustado y emocionado muchos cuadros, pero la obra «Jirones» me parece sublime.

A sus 87 años, el pintor y escultor Juan José Vera sigue volcado en la pintura en cuerpo y alma en su pequeño taller de Zaragoza. Lleva más de siete décadas pintando y sigue militando en la abstracción. Su obra ha ganado en color, pero también en exigencia, “porque nunca se llega a la perfección. Uno podría pasarse toda la vida pintando un cuadro. Ese es el mayor drama de un artista. Una obra debe expresar ideas, sentimientos y tener mucho coraje”, asegura.

Juan José Vera es un artista honesto, comprometido, ajeno a modas y mercados. Su pintura, igualmente expresionista, se ha sosegado, se presenta menos dramática, como si a sus 87 años hubiese llegado a la conclusión de que la vida, al final, ha merecido la pena de principio a fin. Se adivina en sus obras el gozo de pintar. Cada cuadro tiene vida propia, y un título muy sugerente, como versos de esta exposición-poema: «Me quema el alma», «tristezas y dolores», «Memoria persistente», «Las voces de la noche»…

cuadro VeraSiguen presentes en sus obras las cruces, las cruces de una España que se partió en dos y que lo dejó huérfano de padre a una edad muy temprana, y el color negro, el negro que remarca y delimita cada objeto, cada forma, como si en cada casa, en cada vida hubiera una tragedia. Pero en cada objeto hay también vida, mucha vida, por eso el color en sus obras es ahora más luminoso. A sus célebres verdes y ocres, se ha sumado el azul, el rojo y, sobre todo, el blanco. Este color está presente en la mayoría de sus cuadros, en la parte superior. Omnipresente y enigmático, como una luz, que a mí se me asemeja al alma de Vera, el blanco de un pintor honesto, puro y rebelde, de un artista libre, que ha creado como ha querido y lo que ha querido.

Juan José Vera es Premio Santa Isabel de Portugal de la Diputación Provincial de Zaragoza (1986), Medalla «Aragoneses de Mérito» de Comunidades Aragonesas en el exterior (2001) y el Premio Aragón-Goya del Gobierno de Aragón (2011).

Una exposición  que no hay que perderse. Muy recomendable también adquirir el catálogo (tan solo 5€), con los excelentes y certeros textos de Manuel García Guatas y Manuel Val, que sirven de guía para comprender mejor esta exposición y la obra de este gran artista.