Domingo, 31 de enero de 2016

A Federico García Lorca le hubiera encantado “La Novia”, la película de la directora aragonesa Paula Ortiz que está basada en su obra teatral “Bodas de sangre”. Si hubiera podido elegir en un casting a los protagonistas para este filme, sin duda hubiera escogido una novia tan hermosa y carnal como Inma Cuesta; una madre del novio tan seca y verdadera como Luisa Gavasa. No sé qué rostro le hubiera puesto al amante, a Leonardo, pero le hubiera gustado el de este bello y montaraz Álex García, y el de un novio tan tierno y enamorado como el camaleónico Asier Etxeandia. Hay que destacar tambén a Carlos Álvarez Novoa, padre de la novia, que falleció poco después del rodaje y a quien está dedicada la película.

lanovia2Paula Ortiz con parte del elenco femenino de «La novia»

Todos ellos bajo la dirección de Paula Ortiz bordan y hacen creíble esta película (especialmente las mujeres, también con Leticia Dolera como mujer de Leonardo, Ana Fernández como vecina y María Alfonsa Rosso como mendiga, que representa a la muerte). Todos sus protagonistas hacen de “La novia” un relato atemporal y universal; consiguen plasmar en imágenes esta tragedia, tal y como la concibió Lorca, llena de poesía; porque “La novia” es pura poesía desde los paisajes en los que la fotografía se recrea una y otra vez hasta hacer que nos duelan los ojos, hasta la belleza racial de Inma Cuesta. Poesía en las imágenes, en los diálogos, en los personajes; la poesía que imaginó y creó Lorca y que tan acertadamente ha llevado Paula Ortiz a la pantalla, captando toda su esencia hasta en el decir de los personajes.

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Lo han dicho ya los críticos cinematográficos y lo escribo porque lo comparto: “el mayor de los logros de “La novia” es el compromiso y empeño de Paula Ortiz en ser fiel tanto al espíritu de Federico García Lorca como a ella misma, consiguiendo construir una obra tan rica como sugerente, leal a su propia voz como cineasta, algo que le otorga ritmo, tono y un estilo brillante”. Nominada a 12 premios Goya y con seis premios Feroz ya en su haber, “La Novia” es pura poesía, como lo era Lorca. y por ello capta toda su esencia, porque para Lorca «La poesía es algo que anda por las calles. Que se mueve, que pasa a nuestro lado. Todas las cosas tienen su misterio, y la poesía es el misterio que tienen todas las cosas (…) Lo principal es dar con la llave de la poesía”.

Paula Ortiz, galardonada también como “Directora del siglo XXI” por la Semana de Cine de Medina del Campo, ha encontrado esa llave, o ha nacido con ella. La lleva en su corazón y en su mirada y abre con ella todo lo que hace. Ya nos mostró algunas rendijas en su primer largometraje “De tu ventana a la mía” (nominada a la mejor dirección novel). En el mundo del arte, hay creaciones que que interesan y otras que emocionan; «La novia» pertenece a esta últimas, porque no es una película para entretender, es una película para sentir.

Para sentir el dolor de una mujer y madre. Madre: “Sí. Yo no miré a nadie. Miré a tu padre, y cuando lo mataron miré a la pared de enfrente. Una mujer con un hombre, y ya está” (…) “Vuestras lágrimas son lágrimas de los ojos; las mías vendrán cuando yo esté sola, y saldrán de las plantas de mis pies».

luisaGavasaLaNoviaPara sentir cuál ha sido el lugar de la mujer en la mayor parte de la historia de la humanidad: el matrimonio, tener hijos y la resignación de no ser ya nadie más que a través de los otros. “La novia” no es ni mucho menos una película feminista, pero, como Lorca, explora con gran acierto y gran sensibilidad el alma femenina. Madre: ¿Tú sabes lo que es casarse, criatura? Novia: (Seria) Lo sé. Madre: Un hombre, unos hijos y una pared de dos varas de ancho para todo lo demás… Novia: Estoy deseando ser tu mujer y quedarme sola contigo, y no oír más voz que la tuya. Novio: ¡Eso quiero yo! Novia: Y no ver más que tus ojos. Y que me abrazaras tan fuerte, que aunque me llamara mi madre, que está muerta, no me pudiera despegar de ti. Novio:Yo tengo fuerza en los brazos. Te voy a abrazar cuarenta años seguidos.

Para sentir la duda de la novia, su lucha por elegir entre el amor limpio y puro, o el oscuro y trágico, porque una se enamora siempre de quien menos le conviene aunque el novio sea agua clara y limpia; y el amante un río oscuro. Leonardo: Callar y quemarse es el castigo más grande que nos podemos echar encima. ¿De qué me sirvió a mí el orgullo y el no mirarte y el dejarte despierta noches y noches? ¡De nada! ¡Sirvió para echarme fuego encima! Porque tú crees que el tiempo cura y que las paredes tapan, y no es verdad, no es verdad. ¡Cuando las cosas llegan a los centros, no hay quien las arranque…. Porque yo quise olvidar y puse un muro de piedra entre tu casa y la mía. Es verdad. ¿No lo recuerdas? Y cuando te vi de lejos me eché en los ojos arena. Pero montaba a caballo y el caballo iba a tu puerta. Con alfileres de plata mi sangre se puso negra, y el sueño me fue llenando las carnes de mala hierba. Que yo no tengo la culpa, que la culpa es de la tierra y de ese olor que te sale de los pechos y las trenzas.

Para sentir que no se puede luchar contra el destino, Novia: ¡Ay qué sinrazón! No quiero contigo cama ni cena, y no hay minuto del día que estar contigo no quiera, porque me arrastras y voy, y me dices que me vuelva y te sigo por el aire como una brizna de hierba…

novia5Poesía también en los símbolos pretendidamente surrealistas, esos cristales que se le clavan en la lengua (impresionante cómo ha plasmado Paula Ortiz esta metáfora en la película) y que presagian la muerte, y en los paisajes: la Capadocia de Turquía y el desierto de los Monegros, porque el paisaje es un protagonista más de esta historia. “Yo no tengo la culpa, la culpa es de la tierra”, dice Leonardo, esos paisajes yermos y secos de Aragón, también como homenaje Luis Buñuel.

Dos hombres, una mujer, un amor, un deseo más fuerte que la ley y que la naturaleza salvaje del mundo que les rodea. Leonardo, El Novio y La Novia son un triángulo inseparable desde niños, pero Leonardo y La Novia tienen un hilo invisible, feroz, imposible de romper… Pasan los años y ella, angustiada e infeliz, se prepara para su boda con el Novio en medio del desierto blanco, de tierras salinas y yermas, donde vive con su padre. El día anterior a la ceremonia, a su puerta llama una Mendiga anciana que le ofrece un regalo y un consejo: “No te cases si no le amas”, mientras le da dos puñales de cristal. Un escalofrío recorre el alma y el cuerpo de la Novia.

En fin, una hermosa película en todos sus aspectos que hay que ver, porque será la gran protagonista de la próxima edición de los Premios Goya (sábado 6 de febrero). Tras verla, volví a releer la obra de Lorca para que su poesía también se colase en mi corazón; porque, como afirma Paula Ortiz, “Lorca es un trágico moderno. Su teatro es más actual que nunca, porque sigue abriendo las grietas del alma”.

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