Martes, 25 de agosto de 2015
¡Hola! Ya he terminado mis vacaciones, breves pero intensas, con escapada a la playa incluida para ver el mar. El pasado fin de semana estuvimos en La Pineda (Tarragona), tan solo tres días, pero que nos supieron a gloria. Nos hizo buen tiempo y nos recibió un mar azul plata, azul cielo, azul oscuro… cálido y generoso. Quiero compartir en este blog retazos de ese mar y de los sentimientos que siempre surgen en esta Piscis sus aguas.
El mar Mediterráneo, cálido y generoso, a su llegada a la playa de La Pineda por la mañana.
Mi amor y mi querida hija Cristina, en sus aguas.
Un selfie en la playa. Tengo que aprender a hacer estas fotos si quiero ser una buena bloguera.
Nuestras huellas en la orilla caminan hacia el mar.
Mis pies quieren ser libres, mi alma también.
Y hasta mi sombra pugna por entrar en sus aguas.
El mar por la tarde va cogiendo todos los azules que le brinda el cielo.
Y vosotras, ¿Necesitáis tanto el mar como yo? ¿Qué sentís cuando veis el mar?
Curioso lo que me pasa a mi.
A mi el mar me gusta, pero me aplatana, la montaña me hace sentir viva, me da energía, me encanta. Todos los veranos que podemos vamos una semana a la playa (mi marido es mediterráneo y claro, en Zaragoza lo hecha de menos y yo viéndole a él relajado y contento soy feliz) y éste año en cambio hemos subido una semana al pirineo. ¡Cómo he disfrutado de los paseos, de los paisajes, de la gastronomía, de mi gente y mi ambiente!
Pero sabes qué: estoy echando tanto de menos el mar que en cuanto haya ocasión voy a proponer una escapada, jeje, que cosas.
Un abrazo y gracias por contarnos tus sensaciones con tanto gusto.
RESPUESTA A YOLANDA
Muchas gracias, Yolanda. Me ha encantado leerte y que hayas compartido tus sensaciones y sentimientos en este blog. El Pirineo es maravilloso. A nosotros también nos gusta ir, pero en mi caso es al revés, A mi marido le encanta la montaña y a mí el mar, por eso hacemos escapadas cortas a uno y otro lado. Besos.
El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños, la marejada
me tira del corazón.
Se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá?
Como Rafael Alberti, y como tú, yo también amo el mar. Besos