Sábado, 22 de junio de 2013
Uno de los mejores legados de Zaragoza Expo 2008 es, sin duda, el Parque del Agua “Luis Buñuel”. En una de sus entradas, junto al Puente del Tercer Milenio, se erige un hermoso teatro, sede de la veterana y entrañable compañía Arbolé.
Ayer, en el día dedicado a la Música, en la noche más larga del año, allí nos fuimos a ver los títeres metafísicos de Javier Aranda y a escuchar la guitarra de Peter Conejo, alter ego de Pedro Rebollo. “Isteria de Hespaña”, el título del montaje, no hace justicia al espectáculo. Aunque a ambos les duela España, les desquicie y les dé risa, las sensaciones y sentimientos que despierta el espectáculo son mucho más universales, porque lo que se cuenta en el escenario es la vida y lo que duele, la pobreza, el amor, la muerte… Todo ello contado desde el punto de vista de dos artistas callejeros, con gran dosis de humor y mucha ternura. Hoy sábado realizarán una nueva función, a las 23 horas, para celebrar la Noche en Blanco zaragozana.
Dos actores, una guitarra, unos títeres. Canciones y muñecos se alternan para contarnos la vida. Tras los temas fieramente poéticos y rabiosos de Pedro Rebollo, se suceden con gran delicadeza los títeres de Javier Aranda, esencia pura, pero no menos grotescos que las notas desafinadas de la guitarra.
Canciones absurdas hechas de otras canciones: “Porque no engraso los ejes, me llaman abandonao“; acordes chillones y rebeldes, con voz de cantautor “Pobrecito mi patrón”, “No me gusta el estado, me gusta estar”; de viejo rockero romántico, “Cuando ni tú ni yo estemos ya”; de tanguista trasnochado, de Peter Conejo. Letras irreverentes conforme avanzaba la noche, “cuatro angelitos tiene mi cama”; canciones improvisadas, atropelladas como la vida misma, “Pienso mesa digo silla”, “Quiero ser una zanahoria y vivir en tu jardín”, “no quiero ser más persona”, “No me da la gana”…
La voz desgarrada de Pedro nos da un respiro, y entre tema y tema, aparecen unos títeres metafísicos para contarnos grandes obras y tragedias de la literatura universal, desde la sencillez y la sensibilidad, y lo pequeño se hace grande. “Los miserables”, “La cantante calva”, Tiranicida” “Hamlet”, pequeñas piezas de grandes historias que buscan lo esencial, tanto en la forma como en el contenido.
Muñecos hechos de cartón y tela que se funden con el actor, que hablan con él, danzan con él, se apoderan de él… Y nos arrancan la sonrisa, nos contagian sus emociones, nos hacen cómplices de sus historias y sus mundos.
Y así durante una hora. Música y títeres mano a mano en un trabajo muy íntimo, personal y original de estos dos veteranos actores aragoneses de larga trayectoria en el mundo de la interpretación.
Es como si nos hubieran reunido en el teatro para hacer lo que les apetece, lo que les da la gana, lo que realmente saben hacer bien: conectar con el público. Y consiguen hacer con el espectador, entregado a su voluntad, precisamente eso: contagiarle todas sus sensaciones, emociones y sentimientos, a izquierda y derecha del escenario, sin darle tregua, con un hermoso espectáculo de canciones y títeres igualmente desesperados y grotecos que cuentan lo complicado que es vivir, que hablan de la condición humana.
Más información: www.teatroarbole.es